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PENDIENTES

En cultura, el valor del conocimiento.

El conocimiento no es un recurso naturalmente escaso, su escasez es solamente artificial En tanto que término intermediario, el conocimiento no tendría ninguna influencia sobre la teoría del valor si no fuera más que una especie de bien semiacabado que no hace sino «conservar» y «transmitir», a los procesos en curso, el valor del capital y del trabajo utilizados para producirlo. Sin embargo, las cosas no suceden de esa manera. Ni la teoría del valor, de la tradición marxista, ni la liberal, actualmente dominante, pueden dar cuenta del proceso de transformación del conocimiento en valor. De hecho: - El conocimiento tiene ciertamente un valor de uso —para los usuarios, para la sociedad—, pero no tiene un valorcoste de referencia que pueda ser empleado como referente para determinar el valor de cambio, funcionando bien como coste marginal —teoría neoclásica—, bien como coste de reproducción —teoría marxista—. En efecto, el coste de producción del conocimiento es enormemente incierto —el proceso de aprendizaje es por su naturaleza misma aleatorio— y, sobre todo, es radicalmente diferente del coste de su producción. Una vez que una primera unidad ha sido producida, el coste necesario para reproducir las demás unidades tiende hacia cero —si el conocimiento es digitalizado. En ningún caso ese coste tiene que ver con el coste de producción inicial. -. El valor de uso del conocimiento no es ya el punto fijo sobre el que basar el valor de cambio, tal y como sucede con la utilidad marginal en la teoría neoclásica del valor. De hecho, con independencia del valor de uso para los usuarios, en un régimen de libre competencia, el valor de cambio de una mercancía, cuyo coste de reproducción es nulo, tiende inevitablemente a cero. El valor de cambio del conocimiento está entonces enteramente ligado a la capacidad práctica de limitar su difusión libre, es decir, de limitar con medios jurídicos —patentes, derechos de autor, licencias, contratos— o monopolistas la posibilidad de copiar, de imitar, de «reinventar», de aprender conocimientos de otros. En otros términos: el valor del conocimiento no es el fruto de su escasez —natural—, sino que se desprende únicamente de limitaciones estables, institucionalmente o de hecho, del acceso al conocimiento. Sin embargo, estas limitaciones no llegan a frenar más que temporalmente la imitación, la «reinvención» o el aprendizaje sustitutivo por parte de otros productores potenciales. La escasez del conocimiento, eso que le da valor, tiene, de esta suerte, una naturaleza artificial: deriva de la capacidad de un «poder», cualquiera que sea su género, para limitar temporalmente su difusión y para reglamentar el acceso.

En http://sindominio.net/traficantes/editorial/librospdf/capitalismocognitivo.pdf, pags 101-102

Trabajo, terminar de redactar